En la presentación que tengo de forma permanente en el blog y que cambio con relativa frecuencia he hablado varias veces sobre el minimalismo, pero no como tendencia artística, sino como estilo de vida.
Esto que ahora parece estar de moda es algo que algunos llevamos practicando desde buena parte de nuestras vidas. Ya de pequeño participaba en la toma de decisiones familiares a la hora por ejemplo de cambiar los muebles de la casa, para mí los muebles y demás objetos que conviven con nosotros en una casa son básicos para nuestro bienestar mental, el orden y la configuración de una habitación es el 80% de nuestra paz interior. Esto que algunos se toman a broma ha marcado mi forma de observar el mundo.
Una vida minimalista por raro que parezca es muy difícil de llevar ya que tienen que confluir dos vertientes fundamentales, la funcional y la orgánica. Me explico, para vivir una vida minimalista lo primero es la aptitud, que es la vertiente orgánica. Tienes que nacer con la configuración cerebral que te permita entender la vida como una función algebraica donde todos los elementos por muy lejos que se encuentren tienen una conexión. La vertiente funcional podríamos definirla como el entorno que hará florecer o no este germen que llevas dentro.
Existen listas infinitas que hablan de los aspectos de la vida minimalista, yo voy a centrarme en los que considero básicos ya que sobre ellos edificaréis el resto.
Elimina todo lo que no te hace falta. Evita compras innecesarias, opta por poco y de calidad en detrimento de lo mucho y barato, tira a la basura lo inservible, otorga el valor sentimental sólo a los objetos que lo merecen, conserva exclusivamente las cosas que eviten problemas y mejoren tu vida.
Desecha la amistad improductiva. No te sientas mal por dar de lado a ciertas personas, mantén el vínculo de amistad cuando realmente la persona vale la pena, nunca lo hagas por llenar tu tiempo, aprende a disfrutar de la soledad.
Evita las deudas. Jamás, bajo ningún concepto hipoteques tu vida por comprarte una casa, paga en cash siempre que puedas y nunca a crédito, utiliza tus recursos de manera sostenible. Aunque podemos morir mañana debemos pensar que la vida es muy larga, preocúpate de tu jubilación, no delegues esa responsabilidad en el "Estado del bienestar".
Si os dais cuenta los verbos que accionan los tres grandes puntos anteriores son: eliminar, desechar, evitar. Cuando sepas lo que no necesitas tendrás más claro lo verdaderamente importante que debes conservar en tu vida.
Podría poner docenas de ejemplos tan simples como comunes que te evitarían las frustraciones cotidianas que aun sin que te des cuenta te están amargando la vida. Tira esa maldita sartén que odias porque se pega la comida. Vacía los cajones, posiblemente sólo utilices un 25% de lo que guardas en ellos. ¿Realmente necesitas tanta ropa en el armario?. Échale un vistazo al trastero, lo más seguro es que si algo no has utilizado en los últimos 5 años no vayas a utilizarlo en toda tu vida. El enchufe que tienes detrás del mueble, el mismo que maldices cada vez que vas a enchufar algo, ponle una alargadera. ¿Que no te gusta tu cubo de basura?, tíralo a la basura. ¿En cuántos bancos tienes cuenta? Piensa que 3 son demasiados. El puto mando de la puerta del garaje, el mismo que tardas 30 segundos en encontrar cada vez que entras o sales, pega un velcro y que no se vuelva a mover. Ese rincón de la casa que está vacío puede permanecer vacío, no es necesario colocar un jarrón. No tengas hijos porque tus amigos los tengan, pregúntate si los quieres tener, habla contigo.
El proceso parece sencillo, pero puede complicarse, piensa que la vida tiende a desordenarse, el orden necesita de energía, la vagancia tiende al caos. Podríamos sintetizarlo todo en una expresión: optimiza tu workflow.
Me encantaría extenderme pero no quiero aburrir demasiado. Posiblemente en venideros posts hable sobre aspectos más concretos de cómo mejorar el workflow de la vida. Mientras tanto sonríe.