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La dictadura de un hombre bueno

Con el tiempo he ido perfeccionando mi idea de Estado, me gusta pensar en cómo y qué cosas debe hacer un país para mejorar hasta conseguir un bienestar social absoluto. Y estoy convencido de ello, no es ninguna utopía, sólo habría que aplicar acciones adecuadas en momentos adecuados y emplear todos los esfuerzos para que perdurasen en el tiempo ajena a la corrupción y contaminación humana.

El problema de muchos países (el nuestro por ejemplo) es su galopante corrupción unida a una clase política interesada sólo en beneficios personales y partidistas, y la solución es tan sencilla como difícil de llevar a cabo. Me explico. Un país no es algo que se improvise, la civilización lleva siglos perfeccionando y probando distintos modelos de Estado y hoy día gozamos de un excelente dossier de prueba y error que los dirigentes siguen empeñados en ocultar.

El germen de una nación debe florecer siempre sobre el pilar fundamental de la separación de poderes, y esto ya lo ideó Montesquieu en su obra El espíritu de las leyes (1747), donde construye una estructura basándose en modelos ingleses y germanos y cuya premisa fundamental es que los poderes del Estado (ejecutivo, legislativo y judicial) no deben concentrarse en las mismas manos. Si realmente se aplicara a los Estados esta ley fundamental el 90% de los problemas de los países desaparecerían.

No nos engañemos, la separación de poderes no hace a las personas buenas, pero sí tiene los mecanismos necesarios para apartar a las malas. En España actualmente estos tres poderes están tan relacionados que podríamos decir que son una misma cosa.

Pongamos un ejemplo. Si una persona egoísta redacta una ley, esa misma persona es quien la aplica y además esa misma persona es quien se juzga, lo normal es que quien redacta la ley lo haga pensando en su propio beneficio y si aún así se salta dicha ley, como se juzga ella misma, tiene libertad total y absoluta para hacer lo que quiera ya que su fechoría quedará impune.

Imaginad ahora que en vez de ser una persona, sea un grupo de personas interesadas, amigos, conocidos, cuñados y vecinos los que se reparten los tres poderes fundamentales, todo se complica ya que introducimos en el sistema todas esas conexiones personales, es decir humanizamos el sistema con lo peor de nuestra raza, intereses, egoísmo, envidia y ambición, el resultado sería un país gobernado por una serie de personas administrando los bienes públicos en beneficio personal y saltándose la ley a la torera.

La única solución vendría con una separación total y absoluta de los poderes. Unos jueces libres y sin ataduras podrían aplicar la ley sin presiones externas ni intereses internos y a su vez esas leyes serían coherentes, ya que al estar hechas por terceras personas completamente independientes a quienes la van a incumplir y quienes la van a juzgar, eliminaríamos esa variable de interés personal que tanto daño hace al Estado.

La pregunta es ¿qué mecanismo tiene un Estado para regenerarse desde dentro? Sería como esperar que un cuerpo contaminado en su totalidad por bacterias se limpiase desde dentro con un sistema inmunológico contaminado, algo complicado si no aplicamos ayuda externa. Y aquí es donde estoy totalmente de acuerdo con las declaraciones de Gene Simmons, cantante y bajista de Kiss, según él en el mejor de los casos "lo que necesita un país es un dictador benévolo". Alguien que purgue el sistema desde sus cimientos, que limpie sin contemplaciones las cloacas malolientes del Estado corrupto. 

Comenzar a llenar las cárceles con políticos ladrones que han amasado fortunas incalculables con el dinero de una Nación en vez de llenar las celdas con robagallinas sería el primer paso para una regeneración digna y completa del país. Gene Simmons también hace referencia a los sectores públicos básicos para el progreso del país, dice que "profesores, policías y bomberos entre otros, están muy mal pagados y no debiera ser así". Según él la democracia es maravillosa pero desordenada.

Necesitamos a una persona que mire de verdad por el pueblo, una persona que elimine la corrupción a toda costa y que regenere el sistema, un sistema que ya está inventado. Necesitamos la dictadura de un hombre bueno.

Gene Simmons