No sé tú pero yo estoy un poco hasta los cojones de los trucos que no valen para nada. Imagínate, estás viendo el vídeo de un fulano haciendo tacos, el tío hace la carne, la pica, corta cebolla y todas esas cosas que se hacen cuando se están haciendo tacos, bien pues ahora saca un aguacate y sin tú preguntárselo te dice que un truco para que no se oxide el aguacate es echarle un poco de limón. Yo qué sé a lo mejor el problema es mío porque vivo amargao y todavía no soy consciente, ¿pero a mí que pollas me importa? Si se oxida que se oxide, te lo comes y punto gilipollas que es un aguacate no un tornillo. ¿En serio qué persona en su sano juicio coge un aguacate y le frota medio limón corriendo para que no se oxide? Es una completa locura, o sea es que yo cojo el aguacate, me lo froto por los cojones y le digo ahora te comes esto o te oxido yo la cara a hostias maricón, hacerme perder el tiempo contándome no sé qué gaitas con un limón porque el señorito no se come un aguacate que lleve más de cinco minutos abierto. Pero como eso todo, una charo en instagram que te dice que lo mejor para limpiar la cal de la mampara es mezclar bicarbonato con no sé qué leches, otra loca enseñándote a estas alturas de la vida a doblar calcetines. De verdad una locura. En los setenta tuvimos las drogas, en los ochenta el sida, en los noventa la música bakalao, ahora los trucos de mierda que nunca hace nadie. Bueno bueno bueno, lo dejo ya porque no vale la pena.
Disculpa esta entrada tan brusca que he tenido, pero es que el cambio climático me agria el carácter. Menos mal que el té de kombucha y mis sesiones de meditación colgándome por los cojones de la lámpara del salón están equilibrando mis chakras, pero requiere de tiempo y dedicación, así que ten paciencia conmigo.
A lo que iba, hoy te traigo un lomito embuchao.