Siempre ando hablando de la gran época del IRC y lo divertido que fue, pero es de justicia que cuente toda la verdad, y es que yo también estuve harto del IRC. Tal cosa no quita que la época del IRC fuera mucho mejor que la de ahora, eso es por descontado, pero pese a que aquel tiempo fue maravilloso, también tuvo sus cosillas, sobre todo al final del boom del mIRC.
Verás, en el IRC terminaron por establecerse grupos y alianzas autárquicas en las que era muy difícil entrar. Lo sé porque yo mismo fui admin de uno de ellos. Por aquel entonces a los creadores de un canal se les conocía como founder, lo que por defecto te daba el nivel máximo de privilegio, que era 500. Eso de los niveles era el sistema de puntos que otorgaban privilegios dentro del canal, oscilaban entre -1 y 500. Por aquel entonces ser operador (OP) de un canal populoso era algo bastante importante, ya que ser operador te permitía moderar el canal. Los OP se distinguían del resto porque sus nombres comenzaban con @. El nivel mínimo para que CHAN (el dios bot del IRC) te concediera @ automáticamente al entrar al canal era de 300, conocido como autoop. Créeme que conseguirlo en las salas importantes era un verdadero subidón.
Por encima estaba el nivel 450 conocido como akick, que te permitía patear a usuarios de la sala. Por encima de ese estaba el nivel 500 conocido como set, este comando ya te permitía modificar parte de la configuración del canal, aunque el control absoluto recaía sobre el 500 founder. En fin no voy a aburrirte con estas cosas, lo que quiero decirte es que el IRC, a ciertos niveles, terminó por convertirse en una especie de juego de tronos con mucho tonto.
Yo conseguí nivel 300 y creo que 450 en algunos canales medianos y fui founder de un pequeño canal que vivió sus días de gloria. Pero cuando el IRC comenzó a popularizarse, como por ejemplo ocurre ahora con las redes sociales, encontrar a una persona mentalmente sana para tener una conversación era prácticamente imposible. Así que entre grupos de flipaos que no hablaban con nadie y tarados mentales haciéndose pasar por tías, el IRC en su última etapa dio bastante asco.
Aún así no quiero que te lleves a engaños, una noche en aquel internet era mucho mejor que todas las redes sociales juntas.
No quiero despedirme sin antes hacerte saber lo afortunado que me siento por gozar de tu atención, porque aunque lo que estás leyendo no son más que ceros y unos viajando por la inmensidad del ciberespacio, debes saber que han sido creados por el teclear de mis dedos guiados por mi corazón. Por eso quiero obsequiarte con esta magnífica restauración de uno de mis legajos de porno retro impreso de 1990.