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2020/04/23

Los nuevos noventa

Ayer estuve viendo algunos dvd de mi colección de Playboy, concretamente los vídeo-calendarios de playmates que van desde 1987 hasta 2009. Es complicado encontrar un producto de esa calidad a día de hoy. El caso es que quedé fascinado por muchas de las cosas que vi en algunas escenas, observa estas imágenes con atención, tómate tu tiempo:

Playmate

No sé si habrás llegado a la misma conclusión que yo pero el diseño de prácticamente todo lo que nos rodeaba en los años noventa le daba mil vueltas a cualquier cosa que se fabrique hoy. A ver, en alguna ocasión he hablado de conceptos como la piel de las ciudades, la importancia del decoro o el espectro invisible, son detalles que pasan completamente desapercibidos para la gente mediocre pero que obsesiona a los que somos capaces de verlo.

Cuando vi la escena de la playmate enfundándose la videocámara senti... no sé bien cómo decirlo, una especie de anhelo, que no añoranza. Añorar es recordar con cierta pena algo que ya no tenemos y anhelar es desear tener algo, que es precisamente lo que he sentido, el deseo vehemente de que todos volvamos a usar aquella tecnología, aquel formato, aquel diseño.

Hoy en día la gente escucha música en spotify, ve películas en netflix y lee libros en el kindle. Donde los demás ven acceso al contenido yo veo dependencia al medio. Irónicamente la gente cree tenerlo todo cuando en realidad nunca antes una generación había tenido tan poco. Es que en los años ochenta, cuando "dependíamos" del vídeoclub para ver películas, al menos durante un par de días disponíamos físicamente del producto que podíamos copiar. La obsesión por conseguir la independencia que te daba el formato físico llegaba hasta tal punto que los adolescentes escuchábamos música en la radio con una cinta preparada para cuando sonara nuestra canción favorita pulsar el botón de rec. Y así llegamos a tener enormes colecciones de cintas vhs y cassettes tituladas a puño y letra que llegaron a ser verdaderas obras de arte.

Yo aún conservo dos cámaras miniDV como la que tiene la chica Playboy, de hecho aún conservo mi cámara de 8 milímetros, otra tipo VHSC e incluso un tomavistas de los años 70 con su proyector. Por alguna razón el formato físico aporta más valor a su contenido, no sé en qué fundamento psicológico se basará, pero es así. Una persona normal no es capaz de aguantar más de 30 segundos viendo fotografías de otra persona en su móvil pero sin embargo le pones un álbum de fotos en papel delante y es capaz de pasar tranquilamente todas las hojas hasta llegar al final, observando, haciendo preguntas y disfrutando.

Total que me encantaría volver a lo de antes, a tener 10 cintas con recuerdos familiares atesorados en lugar de varios gigas desperdigados por todos los móviles abocados a desaparecer. A lo mejor te estarás preguntando que ya que lo anhelo tanto porqué no lo hago, y es que yo ya lo hago, bueno no grabo en cintas antiguas eso es verdad, pero sí hago fotos en carrete de vez en cuando, ni si quiera tengo cuenta en spotify y aunque he digitalizado todos mis VHS, aún los conservo físicamente con mi flamante vídeo de 6 cabezales. Aunque te digo una cosa, al igual que sigo haciendo fotos en carrete, no descarto volver a grabar en 4:3 con miniDV, de hecho estoy convencido que al igual que ha pasado con los discos de vinilo, dentro de poco surgirá una corriente de cuatro locos como yo que vuelvan a grabar en este tipo de cámaras.

En serio, coged un momento vuestro iphone o el móvil que tengáis, observad su simpleza estéril y comparadlo con cualquiera de estas piezas de museo:

Walkman

Da un poco de miedo darse cuenta de cómo han simplificado tanto las cosas hasta convertir a los humanos en una masa mediocre de piezas carentes de privacidad y fácilmente maleables. Y gran parte de culpa la tiene el diseño minimalista del que ya estoy empezando a estar un poco hasta los mismos cojones. Ser capaz de ver el espectro invisible de las cosas es básicamente tener el don de ver el alma de las cosas, cualidad que va taladrando poco a poco tu psique porque te coloca en el pabellón de los locos, en ese frenopático de puertas abiertas en el que nos encontramos los elegidos por culpa de estar rodeados de gente que habla a voces.

Yo he aprovechado estos días convulsos en los que el mundo está cambiando para adelantarme y como siempre ser un colonizador de lo venidero, así que he almorzado el que posiblemente sea el plato por excelencia de los niños de los noventa, arroz a la cubana con salchichas. Por cierto también llevo comidos en estos días de encierro unas patatas fritas con huevo y albóndigas con tomate.

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¿Qué ser humano en su sano juicio no querría volver a los 90?
Hagamos de la década de 2020 los nuevos noventa.

Me despido con un variado de fotos de Heather Locklear, la guapísima oficial Stacy Sheridan de T. J. Hooker, actriz de la época dorada, la recordarás también de Dinastía o Melrose Place entre otras muchas más apariciones.

Heather LocklearHeather LocklearHeather LocklearHeather LocklearHeather LocklearHeather Locklear
Heather Locklear