No sé si se seguirá haciendo pero en mis tiempos de niño, es decir las décadas 80/90, aka época dorada, en todos los colegios casi al final de curso se venía celebrando la famosa fiesta del colegio. La fiesta del colegio era básicamente un día de convivencia entre profesores, padres y alumnos, en el que cada curso tenía que realizar una actuación delante de todos. Las actuaciones eran unos bailoteos bastante sosos donde los niños iban disfrazados de subnormales. Como he dicho muchas veces, lo mejor de la época dorada era que se vivía en una España sin complejos, por lo que por mucho colegio, por muchos niños y por muchos curas que hubiese, el alcohol estaba muy presente, lo que transformaba a la caída de la tarde aquella convivencia en un lugar bastante extraño, donde los padres borrachos no apartaban la vista de los culos del resto de madres, pero bueno yo lo que quería contarte es que ese mismo día por la mañana, en el colegio había competiciones deportivas, maratones, campeonatos de balonmano, partidos de fútbol 7 y ese tipo de cosas. Total que que por la tarde había una entrega de trofeos donde se repartían medallas a los ganadores, pero, y aquí está la clave, también había unas copas plastiqueras que se la daban al típico gordo que se caía, lloraba y no terminaba la carrera. El pretexto era copa a la competitividad, al compañerismo, al esfuerzo, en fin ese tipo de polleces. El niño gordito que no terminaba la carrera y el afeminado que no sabía saltar el potro disfrutaban ese momento y todos éramos felices.
Te cuento esto porque a Ucrania, en el festival de Eurovisión 2022, se le ha dado esa copa de plástico de los chinos y al igual que el niño gordito, Ucrania se ha creído de verdad que ha ganado el concurso. En el colegio era lo más normal del mundo, pero claro el mismo paripé a nivel europeo es bastante extraño. Por eso digo que no hay mal que por bien no venga, Ucrania ha necesitado una guerra para ganar Eurovisión.
En fin tampoco hay que darle más vueltas a esto. Lo que sí tenemos que poner en valor es la genial actuación de Chanel, nuestra representante de anchas caderas y frondosas nalgas. Bueno de hecho ya te conté hace más de tres meses que se estaban haciendo las cosas muy bien y que Chanel contaba con todo mi apoyo. Como ya habrás comprobado, mi querido amigo de internet, no suelo equivocarme cuando con grácil habilidad muevo los dedos sobre mi teclado. Así que en verdad, (hablemos en voz baja sin que se entere el niño gordito) España ha quedado segunda. Además te digo una cosa, más me jode que Reino Unido haya quedado por delante que lo de Ucrania, a mí el pop inglés siempre me ha parecido algo para hombres con poca testosterona, pero bueno que no hay que darle más vueltas a esto. Brindo por Chanel y por su extraordinario trasero.
Al igual que se terminan las comidas importantes con un buen postre, no veo mejor forma para terminar con mi reflexión que con otra fotografía de Devon Daniels, esta vez mostrando al mundo su negro y peludo chumino.