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Mzdizzi, la abuela que decidió desnudarse

Como ya sabes, siempre me han interesado las mujeres con iniciativa erótica que se han atrevido a dar el paso a internet. Tengo algunos post muy interesantes sobre mujeres que han conseguido crear un negocio rentable y se han posicionado en primera línea del porno en la red de redes, pero eso es tan sólo una mínima parte, la base de la industria de la iniciativa erótica es enorme y está formada por miles de mujeres que no siendo tan famosas, comparten los mismos valores, e independientemente de la edad, el número de seguidores o la calidad de su contenido, una mujer que enseña el chocho en internet para nuestro uso y disfrute, siempre será digna de admiración y respeto.

Hoy te voy a hablar de una de esas mujeres reales que forman parte del selecto club de las emprendedoras de internet, te presento a mi amiga Mzdizzi:


Mzdizzi tiene 44 años, es de Arizona y tengo el gusto de conocerla, así que puedo contarte su historia no porque la haya leído en otra web, sino porque la sé.  Mzdizzi es la típica lozana de pechos turgentes con la que te gustaría coincidir en un ascensor para olerla de cerca, mientras deseas con toda tu alma que se vaya la luz para quedarte encerrado con ella.

Su principal motivación es el dinero. Cuando se muestra desnuda en internet se llega a sentir un poco insegura, pero no es algo que le preocupe mucho, para ella no es más que un trámite para conseguir un poco más de independencia.

Estuvo casada durante 23 años y al contrario que otras de las maduras de internet que conocemos, su marido no fue quien la inició en este mundo sino que fue tras su divorcio cuando comenzó a explorar esta nueva forma de vida. Su exmarido lo sabe todo, pero independientemente de lo que opine, a ella le da igual.

El que tu familia conozca que te muestras desnuda en internet siempre ha sido un tema que me ha interesado mucho, sobre todo si la mujer que se desnuda tiene hijos. Conocemos el caso de muchas mujeres que al quedarse embarazadas abandonan la industria porno, afortunadamente no es el caso de todas. Los hijos de Mzdizzi saben lo que hace su madre y la apoyan, para ellos no es ningún problema.

Que tu familia no sea un problema y que tu nueva vida te proporcione una nueva fuente de ingresos son razones importantes para tomar la decisión, ¿pero realmente qué es lo que hace que una mujer salga de su rutina y pase a estar delante de una cámara masturbándose? Siempre existe una motivación y la de Mzdizzi afloró el día que la hicieron abuela con tan sólo 35 años. Para ella fue un acontecimiento que cambió su vida por completo, ser abuela tan joven le provocó una crisis que desembocó en un comportamiento completamente opuesto al que entendemos que tendría que tener una mujer que acaba de ser abuela. Pero como ella dice, actualmente no es más que un complemento a su trabajo.

Por el día se dedica a temas de protección infantil y por la noche se desnuda para el disfrute de muchos. No se avergüenza. Cualquiera podría pensar que las mujeres que deciden emprender esta actividad son descocadas y promiscuas en sus relaciones personales, pero eso ocurre porque la gente en realidad no tiene ni puta idea de cómo funciona el mundo. No digo yo que no existan casos de mujeres movidas por su extrema actividad sexual, pero no es el caso de Mzdizzi. Actualmente no tiene pareja y no necesita a nadie para disfrutar de su sexualidad, como se puede comprobar en sus vídeos.



No se prodiga mucho en redes sociales, aunque podemos disfrutar de ella en su canal de pornhub.

A una mujer que se muestra de esa guisa no tardan en llegarle proposiciones, ha recibido propuestas de mucho dinero para tener sexo, las cuales siempre ha rechazado, no tiene nada en contra de practicar sexo por dinero, simplemente no le apetece, se encuentra cómoda con lo que hace y no tiene la necesidad de nada más. De hecho si tuviera que elegir entre mostrarse desnuda al vecino de enfrente y estar encerrada en un cuarto con los hombres que quisiera, elegiría la primera opción.

Es una mujer tremendamente sincera, educada e inteligente. Con una visión de la vida que dista de los tópicos que la gente espera encontrar en estos lugares de internet. Mzdizzi es la madre de nuestro amigo que siempre quisimos tener. Una verdadera madura con solera. Dulce fruta madura.

Aún tiene muchas fantasías por cumplir, espero que las cumpla.

Una buena sesión actual de Playboy

Hace ya mucho tiempo que no hablo de Playboy porque básicamente sólo me interesa de 2002 para atrás, año arriba año abajo. Pero resulta que hace menos de una semana vi una sesión de fotos que he pensado podría interesarte.

Ella es Natalia Andreeva y pese a no tener pelos en el chocho, creo que se merece una mención.





Es posible que una de las cosas que más te llame la atención sea el tamaño de su THIGH GAP.


Madagascar

Yo no soy mucho de optimizar el blog para recibir más visitas, mejorar el posicionamiento en Google y todas esas cosas. Pero hoy me he metido en las analíticas que las herramientas me ofrecen y he observado que prácticamente desde todos los países del mundo se ha accedido a mi humilde web.

Pero hay un porcentaje de países desde los que aún nadie me ha hecho clic, como Papúa Nueva Guinea, Groenlandia o esos extraños países africanos como Burkina Faso, Chad o Sudán del Sur.

Al observar este mapa por alguna extraña razón he sentido la necesidad de colorear de azul toda la faz de la tierra, así que voy a empezar a conquistar el mundo a lo Erwin Rommel. Para tal menester tengo que idear una estrategia, al igual que hacíamos los niños de los 90 cuando jugábamos al Risk, voy a comenzar conquistando territorios y voy a comenzar por Madagascar.


La estrategia será repetir varias veces Madagascar en este post. Madagascar. Con ánimo de que los rastreadores de Google acerquen mi humilde web a quien esté buscando chochos en algún rincón de Madagascar.

Me importa un bledo si el que se mete desde Madagascar lo hace para quedarse un rato y disfrutar de las gordas que con orgullo comparto o cierra la ventana al segundo asustado por ver a mujeres enseñando los pechos descubiertos.

Madagascar. Si en los próximos días veo que Madagascar se tiñe de azul. MADAGASCAR. Lo consideraré una victoria y pondré mis tropas camino a otro territorio, pero como digo esto será después de conquistar Madagascar.

Si por causalidad tienes un amigo en Madagascar, me harías un gran favor si le mandaras un correo electrónico con el link de mi web para que accediera desde su precioso rincón de Madagascar. Ya me lo estoy imaginando, un buen hombre sentado en su casa, disfrutando de la buena temperatura que hace en Madagascar, en un poblado a las afueras de Antananarivo, redeado de baobabs, entrando en mi web para disfrutar del mejor cine español de la historia.

Madagascar, qué gran país.

Madagascar. Madagascar. Madagascar.

Rolex, chinas, ranas



Una de las cosas que más ilusión me hacía de Nueva York era ir a Chinatown. Esa imagen de decadencia siempre me ha llamado la atención, los callejones llenos de basura a los que da la puerta de atrás de un restaurante, los puestos de cosas raras, los patos colgados tras un cristal con más pringue que el mandil de un churrero, en fin, todo lo que se nos ha vendido en el cine. Supongo que habrá gente que va con otras expectativas y después se decepciona, pero yo sabía perfectamente a lo que me enfrentaba, un rincón infecto.

Básicamente en Chinatown quería hacer dos cosas, meterme en los supermercados y conocer el famoso sistema que tienen para vender las falsificaciones. Tenía realmente ganas de vivir esa experiencia. No había dado diez pasos por la calle Canal cuando la primera china me asaltó, yo no pensaba comprar nada, lo único que quería era vivir la experiencia de turista paleto. Así que me marqué un objetivo, forzar el regateo hasta extremos insultantes.



Por ejemplo los relojes te los ofrecen de primeras entre 80 y 100 dólares, precio que obviamente tienes que rechazar poniendo mala cara. Una de las cosas que más me sorprendió es que la mayoría de las veces en lugar de sugerirme un segundo precio algo más bajo, me preguntan directamente cuánto estaba dispuesto a pagar. La primera vez dije que no pagaría más de 20 dólares.

Las chinas tienen más mala leche que un cable pelao y cuando intentas abusar cogen unos rebotes increíbles. A mí era una situación que me divertía muchísimo. Conseguí que una de las chinas me dejara un "Rolex" por 35$, oferta que terminé rechazando, con lo que conseguí que la china se fuera lanzando improperios en su idioma, muy probablemente cagándose en mi puta madre.

Le estaba cogiendo el gusto a eso de que me insultaran en chino así que a la siguiente le dije que si me daba dos "Rolex" yo le daba 60$, la china pasó de mi, fui detrás de ella y se lo repetí sin parar, "sixty dollars, sisxty dollars, sixty dollars..." hasta que se hartó, se dio media vuelta y me empezó a gritar "Go! Go!! Go!!!", aquello fue un momento maravilloso.

Pero lo mejor aún estaba por llegar, se me acercó una chinita joven ofreciéndome bolsos, y yo le dije que quería relojes, me sacó un catálogo y tras momentos tensos durante el regateo, conseguí un precio de atención, 25 dólares. Tan sólo cinco minutos antes una china me insultó por decirle 35$ y ahora ésta me lo estaba dejando por 25$. Total que le dije que había cambiado de idea, que prefería dos "Rolex" por 20$ cada uno. Estoy seguro que de haber podido la china me hubiere acuchillado allí mismo, pero en lugar de eso me gritó "you, inside!!!" mientras señalaba un cubo de basura , sin duda un recuerdo memorable que me llevé de la gran manzana.


Después de aquello comencé a temer por mi integridad física, así que me metí en un supermercado donde yo era el único occidental. Los supermercados de Chinatown son fantásticos. Caminando por sus pasillos volví a sentirme como cuando de niño me paseaba por la planta de juguetes de El Corte Inglés.

Los chinos comen auténticas locuras, en la pescadería había acuarios con ranas vivas, culebrillas de agua y cosas que olían muy raro. Prácticamente todo daba asco, así que lo único que me compré fueron unas naranjas que me comí al salir de aquel maravilloso antro.

Comida de Nueva York

Últimamente me habrás notado algo ausente de internet y el motivo es que he estado una temporada en Nueva York. Allí tenía wifi, roaming y todas esas pamplinas de viajero flipao, pero la verdad es que no me apetecía nada sentarme a escribir. Verás, un blog no es una novela de ficción escrita por un junta letras, un blog (al menos el mío lo es) es una conversación sincera entre amigos de internet, así que "yo escribo" equivale a "yo te hablo", y prefiero hablarte desde el sosiego en lugar de andar dando voces como hacen los mediocres en los bares de copas, que es básicamente lo que se hace en las redes sociales, sin embargo un blog equivaldría a una conversación de sobremesa entre caballeros, reposando una copiosa ingesta entre humo de puros y el canto de los hielos retozando en un bourbon muy caro.


Aunque si te soy sincero no pensaba escribir nada de Nueva York, créeme, ni tan siquiera decir que la he pisado, me da un poco de vértigo que confundas fleshfly con uno de esos blogs de viajeros que cuentan cómo ahorrar dando vergüenza ajena. Lo que pasa es que ayer me comí una hamburguesa en un Five Guys y quería, como hago siempre, compartir mis ocurrencias contigo.

Lo más interesante que puede hacer una persona decente cuando viaja es comer todo lo que se le antoje, aunque el antojo sea un infecto bocadillo con salsa muy picante a las cinco de la mañana. Y eso es lo que he hecho yo, comer y decepcionarme. Decepcionarme porque muchas de esas hamburguesas famosas que aparecen en las "listas de mejores hamburguesas" han resultado ser un rotundo fracaso. Verás, la gente mediocre es fácilmente impresionable, los hay hasta que se creen que están comiendo en un lugar especial porque las servilletas son de tela y el nombre del restaurante aparece en la guía Michelín. Ahora que lo pienso creo que podría escribir un libro hablando sobre restaurantes ultracaros para gente mediocre y tabernas infames donde se come de lujo.

A lo que voy, he estado pensando qué hamburguesa ha sido la que más me ha gustado teniendo en cuenta múltiples factores y al final me he decantado por esta hamburguesa:


Estas son las hamburguesas del Shake Shack, y te voy a explicar qué dos factores han hecho que esta sea la hamburguesa elegida, lo primero el pan, es tierno, suave, da gusto comer una hamburguesa con tan buen pan, y lo segundo:


Las patatas. Son una obra maestra. Sin duda lo mejor del Shake Shack. Están tan buenas que te hacen salir a la calle en plena noche, saltar sobre mendigos durmiendo en las aceras, sortear montañas de basura apiladas en las calles, mezclarte con gente muy extraña y hacer un pedido para llevártelas a tu habitación.


Ya que te he contado cuál ha sido la mejor hamburguesa, supongo que estarás deseando saber cuál ha sido la peor. No te preocupes que ahora mismo te lo voy a contar, ya te dije antes que esto era una conversación entre amigos. Como te iba diciendo, cada día al salir del hotel pasaba por la puerta de un restaurante que estaba siempre a reventar de gente, el Junior's, pegado a Times Square. Total que no pude resistirme y entré. Maldita la hora, porque cuando te cobran caro pero la comida es buena, sales con una sonrisa en la cara, pero cunado te cobran caro y la comida es una basura te vas del restaurante cabizbajo y con el ego herido.

La verdad no recuerdo cuánto me cobraron exactamente pero esta es la basura que me sirvieron:


Una maldita hamburguesa seca con un pan aún más seco y un acompañamiento de mierda. En fin, un momento para el olvido. No quiero aburrirte pero me sabe mal hablar de hamburguesas y no citar a McDonald's.

La gente vulgar cree que el BigMac es igual en todas las partes, es sorprendente, porque cualquier persona con un mínimo de paladar podría distinguir no entre BigMac de diferentes países, sino entre BigMac de distintas ciudades dentro de tu país. Yo por ejemplo los mejors BigMac que me he comido han sido en Madrid, creo que son los BigMac que más saben a BigMac, ya sabes a qué me refiero. Los BigMac de Nueva York no están mal, pero hay algo que me sorprendió para mal, y es que en los McDonald's de Nueva York no sirven Coca-Cola Zero, de hecho en muchos lugares no tenían Coca-Cola Zero, sólo Light, es algo que me jodió bastante.



La conclusión de todo esto es que me gustaron más las pizzas que las hamburguesas, pero de eso te hablaré en otra ocasión.